Hay que ver lo que un entrenador es capaz de hacer para cambiar la dinámica de un equipo. Unai Emery llegó a un Sevilla destrozado al que solo le quedaba el consuelo de la Copa del Rey para mantenerse en pie. Míchel no lo estaba haciendo nada bien y el equipo estaba más cerca del descenso que de los puestos de Europa. Todo hasta que se produjo la derrota por 2-0 en Mestalla que acabó con la paciencia de José María del Nido.
Emery, el patrón que buscaba el Sevilla
Confiar en Emery no le está yendo nada mal al Sevilla. De momento no conoce la derrota en cuatro partidos y ha metido al equipo en las semifinales de la Copa del Rey, donde se medirá al Atlético de Madrid.
El ex del Valencia ha recuperado a unos jugadores que parecían perdidos por el campo. Ivan Rakitic está exhibiendo su mejor nivel, Jesús Navas vuelve a correr la banda como en temporadas anteriores y José Antonio Reyes parece estar viviendo una quinta o sexta juventud. Todo ello con un Álvaro Negredo que no ha perdido su olfato goleador.
Goleada al Granada
Ayer volvieron a demostrar que las cosas han cambiado goleando al Granada. Le endosaron un 3-0 gracias a los goles de Kondogbia, Negredo y Medel. El francés y el chileno fueron los jefes del centro del campo, mientras que por las bandas Navas y Reyes hacían de las suyas para sacar de quicio a los laterales granadinos. Roberto fue el único jugador visitante que estuvo a la altura de las circunstancias, evitando una goleada que podría haber sido bastante mayor.
En declaraciones posteriores al partido, el propio Negredo reconoció que han cambiado la mentalidad y tienen más ganas. La culpa de eso es de Emery, un hombre que vive por y para el fútbol.