Quién se lo iba a decir a los directivos de Wolfsburgo cuando traspasaron a Kevin De Bruyne el pasado verano. Perdieron a su mejor jugador porque el Manchester City se presentó con una oferta irrechazable, y en su lugar ficharon a un Julian Draxler que ya estaba curtido en la Champions League por su experiencia en el Schalke 04, donde ya era todo un líder a pesar de su corta edad.
Draxler invita a una nueva ronda de Champions
Ha sido el internacional alemán el que ha tirado del carro del Wolfsburgo en la eliminatoria de octavos de final que les ha enfrentado al Gante, el rival que todos los primeros de grupo querían en el pasado sorteo. Abrió la lata con dos goles en Bélgica para que los suyos volaran hacia Alemania con ventaja, y ayer repartió la asistencia del único tanto del partido que se disputó en el Volkswagen-Arena.
Draxler estuvo bastante desaparecido durante los 78 minutos que le dio Dieter Hecking, pero apareció en el momento exacto para acabar con las pocas opciones que tenía el Gante. En el minuto 74 se inventó una jugada por la banda derecha y levantó la cabeza para ponérsela a André Schürrle, que llegaba desde atrás con la pierna derecha preparada para fusilar a Matz Sels, que poco pudo hacer para evitar el único gol de la noche.
El Wolfsburgo, que jugará unos cuartos de final de la Champions por primera vez en su historia, será uno de los rivales que se pedirán todos los equipos que se clasifiquen. Junto al PSV, el Benfica y el Dinamo de Kiev, que todavía se pueden meter en cuartos, están un par de escalones por debajo de los Bayern, Madrid, Barça, PSG o City.