Los que ya empezamos a tener canas no nos creemos cualquier milonga. ¿Qué sentido tiene mejorar el contrato de un portero de 25 años que ni siquiera va convocado a los partidos? El paripé lo ha firmado la directiva del Valencia, que la verdad es que no da ni una. Necesitaban dar alguna noticia positiva para que no se hablara solo de las derrotas y han encontrado una buena excusa para reunir a los medios de comunicación.
Más dinero, más cláusula y más fans
El bueno de Jaume Domènech ha aceptado la renovación tan gustosamente. ¿Por qué? Pues porque para empezar cobrará más. Su sueldo no tendrá nada que ver con el que se le prometió cuando dio el salto a la primera plantilla de la mano de Nuno Espírito Santo, que con muy buen criterio le dio la titularidad antes de que se lo cargaran.
Por aquel entonces extendió su contrato hasta el 30 de junio de 2018. Ahora, sin embargo, la renovación se estira hasta 2022. De esta forma, Domènech no solo mejora sus ingresos salariales, sino que también asciende a la categoría de valencianista de corazón de cara a la galería. No dudo que sienta los colores, pero entiendo que toda esta escenografía se ha organizado para tapar las heridas que ha causado la marcha de Paco Alcácer, que era el referente de la cantera valencianista. No puedes vender ilusión en tu campaña de abonados y que se marchen los pilares del equipo de la noche a la mañana.
Cuando el club se puso en contacto con mis agentes no me hubiera puesto ningún límite. Es un sueño y estoy encantadísimo por alargar el contrato todo lo posible.
Traspaso programado
Esta renovación me huele a traspaso en el mercado de invierno o cuando termine la temporada. ¿Qué hace un porterazo como Domènech comiendo pipas en la grada? ¡Es un despropósito! Matthew Ryan tiene 24 años y Diego Alves 31, así que su futuro a corto plazo pinta más bien mal. Lo más lógico es que le busquen una salida, motivo por el cual no solo ha mejorado su ficha, sino que también lo ha hecho su cláusula de rescisión. Algo debe cocerse entre bambalinas.