Los aficionados del Valencia deberían tenerlo claro a estas alturas. Su equipo solo está para pelear por la permanencia en Primera División. Jugar la Champions o la Europa League es casi imposible teniendo en cuenta los puntos que se han dejado por el camino.
La llegada de Cesare Prandelli al banquillo no ha servido para reconducir la situación. A día de hoy sus números son iguales que los de Pako Ayestarán y peores que los de Gary Neville. Con él han ganado un partido, empatado dos y perdido tres. O lo que es lo mismo: 5 puntos de 18 posibles.
Nueva derrota en Sevilla
La última derrota se produjo el pasado sábado. El Sevilla se impuso por 2-1 en el Sánchez Pizjuán gracias a los goles de Ezequiel Garay en propia puerta y Nico Pareja. El único tanto del Valencia lo hizo Munir definiendo a las mil maravillas.
Se dispara el pesimismo
El técnico italiano no acaba de dar con la tecla y los aficionados están más nerviosos que nunca. Ya han pedido la dimisión de Peter Lim y ya veremos qué será lo siguiente. Han llegado a una situación lamentable por culpa de unos dirigentes que no supieron gestionar el dinero disponible, algo parecido a lo que sucedió con los políticos que han gobernado Valencia durante los últimos años. Los excesos se acaban pagando.
Ahora mismo ocupan la decimosexta posición a dos puntos del descenso. El próximo domingo reciben al Málaga con la necesidad imperiosa de ganar para no alargar una preocupante racha de cinco partidos sin sumar los tres puntos. La posibilidad de descender a Segunda División no es nada descabellada. La plantilla que tiene el Valencia no da la talla y el problema no es del entrenador.