La temporada del Manchester United no puede acabar medianamente bien. Puede que ganen la FA Cup si son capaces de derrotar al Crystal Palace en la final, pero quedarse fuera de la próxima Champions League es un fracaso para un grupo de jugadores que se supone que deberían estar peleando por el título.
Ed Woodward, el mandamás, tendrá difícil justificar la continuidad de Louis van Gaal, algo de lo que se ha hablado mucho en los últimos días. Me imagino la cara de satisfacción de José Mourinho cuando el West Ham derrotó a los «diablos rojos» en el último partido disputado en Upton Park. Satisfacción porque eso le acerca al banquillo de Old Trafford, aunque por otra parte se quedará sin Champions.
Rozaron la victoria
El United llegó al estadio con el miedo en el cuerpo porque su autobús fue apedreado por algunos aficionados del West Ham. Queda claro que energúmenos hay en todas partes. Más tarde, el miedo fue escénico, ya que perdieron por 3-2 un partido que habían remontado con dos chispazos.
Se adelantaron los locales por mediación de Diafra Sakho en el minuto 10, pero Anthony Martial le dio la vuelta al marcador con dos goles en la segunda parte.
Van Gaal sonreía desde el banquillo y se veía jugando la próxima Champions. Sin embargo, todo cambió en el último cuarto de hora. Michail Antonio hizo el 2-2 en el minuto 76 y Winston Reid agravó la depresión de los visitantes con el 3-2 definitivo a falta de 10 minutos para el final rematando una falta lateral botada por Dimitri Payet.
Al City le vale con empatar en Gales
El Manchester City, a pesar de lo mal que lo ha hecho en la Premier League desde que se anunció la contratación de Pep Guardiola, depende de sí mismo para jugar la fase previa de la próxima Champions. Les basta con empatar en campo del Swansea City para no depender de lo que hagan los pupilos de Van Gaal en Old Trafford ante el Bournemouth.