No hay nada que hacer contra el talento de Leo Messi, Neymar y Luis Suárez. Entre los tres pueden destrozar cualquier defensa por poblada y atenta que esté. Lo sabe el Bayern de Múnich porque lo ha sufrido en sus propias carnes. Le pasó en la ida y le ha vuelto a pasar en la vuelta. Ya dije que era casi imposible pensar que el Barça no iba a marcar en el Allianz Arena.
Un Bayern voluntarioso
Los hombres de Pep Guardiola salieron decididos a darle la vuelta a la eliminatoria. Jugaron con más descaro que en el Camp Nou y se plantaron en la portería de Marc-André ter Stegen con bastante facilidad. De ahí que en el minuto 7 ya mandaran en el marcador gracias a un gol de Mehdi Benatia, que fue capaz de anotar el único gol que han encajado los de Luis Enrique a balón parado en lo que va de temporada.
El central marroquí se elevó libre de marca y conectó un cabezazo muy lejano que sorprendió al meta alemán. El balón entró ajustado al poste derecho de su portería y la afición del Bayern empezó a creer en el milagro. También sus jugadores y Guardiola, que no dejó de animar a los suyos desde la banda pese a lo difícil que era lograr la hombrada.
Doblete de Neymar para despejar cualquier duda
Todavía más difícil era por culpa del tridente de oro. Cuando se ponen en funcionamiento no hay quien les pare. Y anoche no fue una excepción. Messi recibió en la zona de tres cuartos y vio un fantástico desmarque de Suárez, que es uno de esos delanteros que saben venir a recibir cuando toca y se cuelan por la espalda de la defensa cuando ven un mínimo hueco.
El uruguayo pudo definir solo ante Manuel Neuer, pero decidió ceder el balón a un Neymar que llegaba lanzado por el segundo palo. El brasileño solo tuvo que empujarlo mientras pensaba cómo iba a celebrar el empate abrazando a sus dos mejores socios.
Eso pasó en el minuto 15, y en el 29 llegó la sentencia definitiva por si alguien tenía fe en la remontada. Una vez más los mismos protagonistas. Messi para Suárez y Suárez para Neymar, que controló en el segundo palo y batió a Neuer pese a la oposición de Jérome Boateng, que llegó un tanto tarde y no fue capaz de intimidarle.
Lewandowski y Müller le dieron la vuelta al partido
Con el 1-2 se llegó al descanso. El Bayern necesitaba cinco goles para estar en la final de Berlín. ¿Imposible? En el fútbol todo es posible, pero era de locos pensar que el Barça podía encajar una manita en 45 minutos.
Los bávaros se relajaron en defensa porque Suárez dejó su sitio a Pedro. Y encima encontraron el gol del empate por mediación de Robert Lewandowski. Fue en el minuto 59, cuando tras una gran maniobra con Javier Mascherano delante se sacó un buen disparo que sorprendió a Ter Stegen. El portero suplente de la selección alemana estaba haciendo un gran partido y había desbaratado varias ocasiones claras de Thomas Müller y del propio Lewandowski, pero esta vez su estirada fue inútil.
También lo fue en el 3-2 definitivo que subió al marcador en el minuto 73. Müller no perdonó recibiendo una dejada en la frontal del área. La colocó cerca del poste izquierdo con potencia y los más optimistas pensaron que era posible lograr la clasificación. El Barça estuvo KO durante algunos minutos y el Bayern pudo ampliar la diferencia, pero al final el electrónico no se movió y Guardiola animará a los culés desde el sofá de su casa el próximo 6 de junio.