Era cuestión de tiempo. Antoine Griezmann, un futbolista sobrevalorado como pocos, no iba a triunfar en el Barça a los dos días. De hecho, no triunfará ni a los tres años. Para eso hay que estar a un nivel mucho más alto, sobre todo cuando el que ocupa tu posición se llama Leo Messi y come en una mesa a la que jamás serás invitado.
Que se acostumbre a jugar en la izquierda, porque en la derecha…
El ex del Atlético de Madrid deja caer que no está jugando en su posición. ¡Faltaría más! ¿Acaso pensaba que Ernesto Valverde le iba a colocar por la derecha? Ahí juega el mejor de la historia, una leyenda viva del Barça que parece no llevarse del todo bien con él, algo que tal vez tenga que ver con la payasada que hizo cuando grabó un documental para decir que se quedaba después de intercambiar mensajes con Suárez y Messi.
Griezmann, del que siempre se hablan maravillas como si su nivel fuera estratosférico, está firmando partidos muy pobres. No se le está viendo ni siquiera al nivel del Atlético, y está confirmando lo que ya le pasaba en Madrid: en los partidos importantes, en los que más se le necesita, no aparece.
¿Seguro que fue un buen fichaje?
Más de uno se frotaba las manos con los 120 millones de euros que costaba. Se hablaba de una «oportunidad de mercado» que no se podía rechazar a pesar de que la afición estaba en contra de su fichaje. De hecho, hasta los pesos pesados, ya que Messi quería a Neymar a toda costa, quien entre otras muchas cosas no llegó porque se gastaron 120 kilos en el galo.
Creo que Griezmann va a pasar desapercibido por el Camp Nou. No sé cuántos años vestirá de azulgrana, pero estoy convencido de que no va a marcar ni mucho menos una época. Para eso hay que ser mejor futbolista, tener más carácter en los partidos decisivos. Lo malo es que pase lo que pase no será nada fácil traspasarlo porque su sueldo es bastante galáctico. Tal vez más de uno se arrepiente de haberle traído cuando termine la temporada y se haga balance.