El Sevilla gana la Europa League con un Beto enorme


El Sevilla ha vuelto a tocar el cielo gracias a una competición que ya ha ganado en tres ocasiones, igualando así a clubes de la talla de la Juventus, el Inter de Milán o el Liverpool. Ayer no dio una exhibición de fútbol, porque fue una final muy descontrolada desde el primer minuto hasta el último, pero sí dio una lección de sacrificio y compañerismo, dos valores que ha sabido inculcar Unai Emery en una plantilla que no creía demasiado en sus posibilidades cuando el de Fuenterrabía se hizo cargo de ella.

Me alegro por él, por los jugadores y por los sevillistas. Se lo merecían después de un año muy duro que ha terminado de la mejor forma posible. En semifinales fue el gol in extremis de M’Bia en Mestalla, pero anoche el milagro corrió a cargo de Beto. El guardameta portugués amargó a sus paisanos, que pierden una final de la Europa League por segundo año consecutivo y que ya acumulan ocho finales europeas perdidas desde que Bela Guttman, técnico húngaro que fue despedido por el Benfica, dijo hace 52 años que sin él no volverían a ganar una final europea. Razón no le faltaba.

Ocasiones para todos


Maldiciones aparte, hay que decir que no fue un partido aburrido. El 0-0 final puede confundir a quienes no lo vieron. Fue en muchos momentos un correcalles con ocasiones para ambos equipos. Beto salvó al Sevilla en más de una ocasión, porque los lusos rozaron el gol con demasiada facilidad. Fazio estuvo fantástico en el juego aéreo y Nico Pareja se dejó la vida en cada jugada. Lo mismo podría decir de otros jugadores que lo intentaron una y otra vez, como es el caso de Ivan Rakitic. El capitán no pudo evitar las lágrimas cuando Kevin Gameiro marcó el gol de la victoria en la tanda de penaltis.

Cansancio, penaltis y un Beto providencial


A esa tanda de penaltis se llegó tras una prórroga en la que pudo pasar de todo. Las fuerzas estaban bajo mínimos y más de uno y de dos tuvo que pedir que entrara la camilla porque los problemas físicos pasaban factura. Por eso lo mejor era llegar a la lotería de los penaltis, donde Beto confirmó que es el mejor portero que puede tener el Sevilla en estos momentos.

No detuvo el primer penalti, pero sí estuvo acertado con el segundo y con el tercero. Con el segundo se adelantó bastante antes de que Cardozo tocara el balón con su pierna izquierda, pero ni el árbitro ni los asistentes vieron nada extraño. Carlos Bacca, M’Bia, Coke y Gameiro no fallaron. El francés marcó el cuarto y definitivo y la alegría sevillana se desbordó en Turín y en la capital hispalense, donde más de uno habrá dormido poco para celebrar esta Europa League que sabe a gloria.

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