Por si la temporada no hubiera empezado lo suficientemente mal para el Chelsea, el Oporto se llevó los tres puntos en un duelo de alto voltaje. Los portugueses no son un equipo cualquiera, y eso lo sabía un José Mourinho que volvió a casa saludando a Iker Casillas, con quien tuvo sus más y sus menos durante sus tres temporadas en el Real Madrid.
Triunfo merecido
El equipo de Julen Lopetegui fue quien puso más fútbol sobre el césped. Disparó más veces y nunca le perdió la cara a un partido que pudo empezar muy mal si Casillas no detiene dos disparos de Pedro y Cesc Fábregas.
Do Dragao enloqueció con el primer tanto de la noche, obra de André André en el minuto 39. Aprovechó un rechace de Asmir Begovic y se fueron al descanso con una ventaja que solo duró dos minutos tras el paso por los vestuarios.
Willian igualó la contienda con un lanzamiento de falta que engañó a Casillas. No vio el balón y se quedó como una estatua, clavado mientras dejaba descubierto el que era su palo. Esperaba un toque sutil por encima de la barrera, pero el brasileño le tenía reservada una sorpresa.
La defensa del Chelsea no da la talla
La alegría duró poco en el banquillo del Chelsea. El Oporto se volvió a adelantar a la salida de un córner que remató Maicon con suma habilidad. Puso la cabeza en carrera y en el primer palo y sorprendió a Begovic, que desde luego no es tan bueno como Thibaut Courtois.
Los visitantes pudieron empatar minutos más tarde, pero un soberbio disparo de Diego Costa se topó con el larguero y acabó con las esperanzas de un equipo que necesita una inyección de optimismo para no entrar en una depresión.
El Dinamo de Kiev hizo sus deberes
Si hay un equipo que puede luchar por una de las dos plazas que te dan acceso a los octavos de final de la Champions League, ése es el Dinamo de Kiev. Los ucranianos ganaron 0-2 al Maccabi Tel Aviv con goles de Andriy Yarmolenko y Júnior Moraes.