Nunca un equipo que hizo tan poco obtuvo tanta recompensa. El Milan logró empatar 2-2 ante el Barça en el Camp Nou después de jugar un partido bastante malo. Los italianos se encontraron con un gol muy tempranero y se encerraron atrás, cediendo por completo la posesión a los de Guardiola.
No es el mejor arranque en la Champions League para los catalanes pero desde luego que no es para estar preocupado. El juego fue brillante, con desdoblamientos, paredes, triangulaciones… lo que estamos acostumbrados a ver. Sin embargo, las ocasiones de gol no fueron tantas porque los transalpinos estuvieron muy bien plantados atrás, recordándonos por momentos a aquel Inter de Milán de Mourinho que logró su billete a la final de Madrid.
Algo desconcertados pilló a los defensas del Barça Pato en el primer minuto de partido. El delantero brasileño no se puso nervioso y batió a Víctor Valdés con suma facilidad. A partir de ahí el Milan se metió en su área a esperar las acometidas del mejor equipo del mundo. En el minuto 35 tuvieron los locales tuvieron recompensa gracias a una jugada de ciencia ficción de Leo Messi que remató Pedro a placer. Así se llegó al descanso.
Tras la reanudación continuó el dominio azulgrana. Sin embargo, el gol llegó a balón parado gracias a un libre directo perfectamente ejecutado por David Villa. El delantero asturiano puso el balón en la escuadra y logró poner en pie a todo el Camp Nou. A partir de ahí todo fue mucho más fácil para ellos, que iban tocando y tocando monopolizando la posesión. Sin embargo, en un despiste en el último minuto dejaron de ganar tres puntos. Clarence Seedorf botó un córner en el tiempo de descuento que Thiago Silva cabeceó a las mil maravillas. Los hombres de Massimiliano Allegri se habían llevado un punto jugando al «amarrategui».
El otro partido del grupo terminó con empate a uno entre Viktoria Pilsen y BATE Borisov.