Al Manchester United le tocó sufrir en la final de la Carling Cup para doblegar al Aston Villa, equipo que trató de hacer su mejor partido para llevarse la copa. Sir Alex Ferguson, por su parte, decidió dejar a Wayne Rooney en el banquillo, aunque su aparición en el terreno de juego no se hizo esperar demasiado.
Se adelantaron los villanos con un gol de James Milner a los cinco minutos de partido. Nemanja Vidic cometió un claro penalti y el árbitro no tuvo más remedio que señalarlo. El centrocampista inglés no se puso nervioso y engañó a Kuszczak. Sin embargo, la reacción de los diablos rojos llegó pronto. Michael Owen aprovechó un balón que quedó muerto en el área para batir por bajo a Friedel. Era el 1-1 en el minuto 12.
Ya en la segunda parte, ambos equipos fueron a por el partido sin temor, como viene siendo habitual en Inglaterra. Sin embargo, una genialidad de Rooney fue la que decidió. El internacional inglés marcó un golazo de cabeza cuando tan sólo quedaba un cuarto de hora para la finalización del partido. Antonio Valencia se la puso con música y este no desaprovechó una oportunidad que tampoco es que fuera clarísima.
Esta es la cuarta vez que el United logra la Carling Cup en su historia, la segunda de forma consecutiva.