Se salvó por la campana porque el partido no duró 5 minutos más, pero no se libró de una sonora pitada de los aficionados del Santiago Bernabéu. El Real Madrid exhibió anoche una imagen pésima que estuvo a punto de dejarle fuera de la Champions League. El Schalke 04 creyó siempre en sus posibilidades y acarició la clasificación para los cuartos de final, pero por muy poco el campeón salió vivo de una eliminatoria que todo el mundo creía que iba a superar sin bajarse del autobús.
Un resultado ilógico
Ni el más optimista de los aficionados alemanes podía creer en algo parecido. Un 3-4 era impensable, entre otras cosas porque el Madrid no recibía tantos goles en casa en un partido de Copa de Europa desde hacía 15 años.
Roberto Di Matteo, que tras el partido dijo que Cristiano Ronaldo había marcado la diferencia en Gelsenkirchen y en la capital de España, dijo antes del choque de vuelta que necesitaban un partido perfecto para clasificarse. Se puede decir que más o menos lo hicieron, y también les ayudó la pasividad y los errores defensivos de un equipo irreconocible.
Cristiano siempre al rescate
Christian Fuchs hizo el 0-1 con un disparo que sorprendió a Iker Casillas. No debió ser así porque el de Móstoles estaba cerca del primer palo, que es por donde se coló el balón. Sea como sea, Cristiano apareció cinco minutos más tarde para establecer la igualada a la salida de un córner. Le ganó la partida a Joel Matip y cabeceó a placer.
El Schalke 04 dominaba y tenía las mejores ocasiones. Un error de Raphael Varane estuvo a punto de convertirse en el 1-2. El francés se equivocó cediendo el balón a Casillas y Klaas-Jan Huntelaar rozó el 1-2. También lo rozó pocos minutos más tarde, pero su disparo se topó con el larguero. Era un nuevo aviso hasta que finalmente obtuvo premio en el minuto 40, cuando no desaprovechó un rechace de Casillas (no bloca ni una) para marcar a dos metros de distancia de la línea de gol. El veterano delantero holandés estuvo más rápido y más listo que un Varane que cada día que pasa se parece menos al que nos sorprendió en el último año de José Mourinho.
Parecía que al descanso se iba a llegar con ese marcador tan preocupante para los de Carlo Ancelotti, pero Cristiano apareció de nuevo para rematar de cabeza un buen centro que llegó desde la banda izquierda. Una vez más le ganó la partida a Matip y remató sin oposición. El joven Timon Wellenreuther, que completó un gran partido para afianzarse en la portería del Schalke 04, no pudo hacer nada ante el cabezazo del portugués.
Benzema adelantó a los blancos
Tras la reanudación Karim Benzema dejó su sello de calidad y los pitos del Bernabéu se convirtieron en aplausos, sobre todo cuando Luka Modric volvió a jugar después de más de tres meses de baja. El francés se movió como pez en el agua dentro del área e hizo el 3-2 en el minuto 53. ¿Fue la sentencia? Para nada.
Sané y Huntelaar le dieron la vuelta a la tortilla
Los alemanes no se vinieron abajo y empataron cuatro minutos más tarde gracias a un zarpazo del joven Leroy Sané, que debutó en la Champions sorprendiendo a un Casillas que luego trataba de justificarse diciendo que no veía el balón. Su faena es verlo, así que no tiene excusa.
Los minutos pasaban y el marcador no se movía. Todo hasta que Modric cortó un balón como no debía y Huntelaar se plantó ante el capitán blanco una vez más. El ex del Madrid no perdonó y fusiló colocando el balón muy cerca de la escuadra. Era el 3-4 en el minuto 84, lo que se traducía en seis minutos más el descuento de sufrimiento.
Pánico y cabreo en el Bernabéu
El Madrid perdió todo el tiempo que pudo y el Schalke 04 tuvo una buena ocasión en las botas de Benedikt Höwedes, que aprovechó una especie de dejada de Huntelaar para rematar sin fortuna. Fue la última que tuvieron porque el partido no duró un poco más. El Madrid estaba con el agua el cuello y dio una imagen pésima pese a lograr la clasificación. Por eso el Bernabéu expresó su descontento con pañuelos y abucheos. Así no van a revalidar el título ni de broma.