El Real Madrid no tuvo problemas para levantar la Supercopa de España, el séptimo título de un Zinedine Zidane que se está acostumbrando a ganar prácticamente todo. Los blancos se impusieron por 2-0 al Barça haciendo valer el 1-3 de la ida.
Pocos eran los que se atrevían a hablar de remontada. Los catalanes están atravesando un mal momento desde la marcha de Neymar y los madrileños todo lo contrario. Hasta los suplentes lo bordan y piden paso para ser titulares, motivo por el cual anoche vimos a Marco Asensio, Lucas Vázquez y Mateo Kovacic en el once inicial.
La enésima genialidad de Asensio
Asensio es el mejor reflejo de lo que le está pasando al Madrid. Al chaval le sale todo y saca a pasear su pegada siempre que le dejan un par de metros. Eso fue precisamente lo que sucedió anoche en el minuto 4, cuando se quedó un rechace y lo convirtió en un obús que sorprendió a Marc-André ter Stegen, que solo pudo hacer la estatua.
Zidane alucinaba desde el banquillo y el público se volvía a levantar para celebrar un gol que sabe a titularidad. Gareth Bale debería acostumbrarse a las pipas. Eso o hacer las maletas, que es la opción más recomendable. El Manchester United puede pagar más de 100 millones de euros por él y con mucho menos de esa cantidad se puede fichar a un suplente de garantías para jugar en banda.
Primera parte blanca
El dominio del Madrid era total. El Barça no podía superar su presión y se ahogaba en su propio campo. Lucas Vázquez estuvo a punto de hacer el segundo de la noche, pero su disparo con la zurda se estrelló en el palo derecho de la portería defendida por Ter Stegen.
No fue el último aviso, ya que las ocasiones se sucedían y daba la sensación de que podía ser una gran noche para los locales. De hecho, antes del descanso llegó el segundo. Una pérdida de Sergio Busquets, que anoche estaba más lento que mi abuela, propició la sentencia. Asensio le robó la cartera y abrió para Marcelo, que la puso al corazón del área encontrando a Karim Benzema, que controló con la pierna derecha de espaldas a la portería y remató con la izquierda sin oposición.
Segunda parte azulgrana
Si el primer tiempo fue de los de Zidane, el segundo fue de los de Ernesto Valverde. Aprovecharon la relajación de su rival para acercarse a Keylor Navas en varias ocasiones. Jugadores como Sergi Roberto tiraron de raza para maquillar la eliminatoria, pero definitivamente no fue el mejor día del Barça en los Clásicos. De hecho, Gerard Piqué, que pidió el cambio por unas molestias, reconoció tras el partido que por primera vez en 9 años se habían sentido inferiores al Madrid.
La más clara la tuvo un Leo Messi que pasó desapercibido durante toda la noche. Su mano a mano con Keylor terminó con el balón estrellándose en el larguero. Valverde no sabía dónde meterse mientras movía el banquillo en busca de soluciones. Entre otras cosas, retiró a un André Gomes que no aportó absolutamente nada. Lo del portugués es preocupante y el club haría bien buscándole una salida antes de que se cierre el mercado de fichajes.