Hacía tiempo que veíamos a un Real Madrid tan cómodo en el Camp Nou. Es verdad que su fútbol no fue excelente durante muchos minutos, pero no menos cierto es que logró algo que duele mucho al Barça porque es su sello de identidad. A los catalanes apenas les duraba el balón, ya fuera por imprecisiones en los pases o por la buena presión llevada a cabo por los de Zinedine Zidane.
Sin Modric, pero con Valverde e Isco
El técnico francés sentó a Luka Modric y apostó por Fede Valverde de inicio una vez más. El uruguayo no decepcionó rindiendo a un gran nivel, posibilitando que el Madrid tuviera el balón y llegara con peligro. Otro de los que contribuyó a que eso sucediera fue el bueno de Isco, que parece ser que está recuperando sensaciones y quiere apuntarse a la Eurocopa sea como sea.
Los blancos gozaron de buenas oportunidades y pudieron llevarse los tres puntos de un Camp Nou que no fue un infierno como algunos creían (y me temo que querían) que iba a ser. Los de Ernesto Valverde, quien por cierto sigue estando en el ojo del huracán, también tuvieron alguna que otra oportunidad, pero llegaron más por chispazos que por otra cosa.
Un Messi descafeinado
Leo Messi estuvo más desaparecido de lo que suele estar en un Clásico. Le tuvieron a raya y no recibió tantos balones, así que no pudo crear muchas ocasiones de peligro. Sea como sea, el Barça logró mantener su portería a cero y firmó un empate que le mantiene arriba, en lo más alto de la clasificación con el Madrid a rebufo. Eso sí, las sensaciones dicen mucho de lo que puede pasar en las próximas jornadas, ya que los azulgrana están un poco de capa caída pese a que los resultados todavía acompañan. El Madrid, por contra, atraviesa su mejor momento y da la sensación de que puede seguir creciendo. Veremos si les llega para ganar LaLiga y para avanzar en la Champions League, donde les ha tocado un duro hueso de roer llamado Manchester City.