A Brendan Rodgers le han dado una patada en el culo bastante costosa. El exentrenador del Liverpool quería continuar porque se veía capacitado para sacar al equipo adelante, pero sus jefes decidieron destituirle tras el empate a uno en el derbi de la ciudad.
¿Qué pasa ahora? Pues que tienen que negociar la cantidad que se va a llevar el norirlandés por no poder cumplir su contrato hasta el final. Y esa cantidad no es cualquier cosa.
Renovación equivocada
Cuando finalizó la temporada 2013-2014 y estuvieron a punto de conquistar la Premier League, le ofrecieron una renovación de la que ahora se arrepienten mucho. Firmó un nuevo acuerdo que no concluía hasta el 30 de junio de 2018, por lo que ha sido despedido cuando todavía le quedaban algo menos de tres años de contrato.
Si tenemos en cuenta que por cada uno de esos años cobraba unas 5 millones de libras (unos 6,8 millones de euros) incluyendo los bonus por objetivos que pactaron, se puede llegar a la conclusión de que el club le debe algo más de 10 millones de libras en estos momentos. Esto es así porque Rodgers puede solicitar los bonus como si los hubiera ganado. No le han dado la oportunidad de alcanzarlos, así que se los deben.
En busca de una rebaja
En las oficinas de Anfield trabajan a contrarreloj para buscar una solución menos costosa mientras negocian la contratación de un nuevo entrenador. Quieren llegar a un acuerdo amistoso que les permita rescindir su contrato pagando 7 millones de libras de amortización, que es bastante menos de lo que le pertoca por contrato.