El Liverpool va lanzado y ya veremos si alguien será capaz de detenerlo. Le quedan cinco partidos en la Premier League y está en las semifinales de la Europa League. Los de Jürgen Klopp aspiran a terminar cuartos y a ganar un título que les haría mucha ilusión.
Anoche se llevaron el derbi de Merseyside con una facilidad pasmosa. Sacaron a relucir todas las miserias de un Everton que está completando una temporada para olvidar. Roberto Martínez, si no pasa nada raro, será destituido a final de temporada.
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El resultado final fue de 4-0 y todavía pudo ser más abultado. Divock Origi, titularísimo para Klopp en las últimas jornadas, abrió la lata en el minuto 43 con un gran remate de cabeza a centro de James Milner. Fue este último quien fabricó la jugada del 2-0 junto a Adam Lallana en banda izquierda. La puso al corazón del área y por allí encontró la cabeza de Mamadou Sakho, que libre de marca superó a Joel Robles.
Tras la reanudación, beneficiados por la expulsión del argentino Ramiro Funes Mori, que lesionó a Origi con una entrada brutal, llegó el 3-0 por culpa de un error de John Stones en la entrega. El joven central por el que se pelean varios equipos se equivocó a la hora de dársela a uno de sus compañeros y Lucas Leiva lo aprovechó para hacerse con el balón y entregárselo a Daniel Sturridge, que ya estaba con la caña preparada y no falló.
El 4-0 definitivo, que subió al marcador en el minuto 76, fue obra de Philippe Coutinho. El brasileño recibió de Joe Allen y controló con la suela de su bota derecha antes de armar su pierna derecha para superar a Joel Robles con un magnífico disparo que se coló cerca del poste izquierdo. Fue la guinda a una noche fantástica que refuerza la moral de unos jugadores que ahora mismo se ven capaces de ganar a cualquiera.