El Liverpool es un equipo muy peligroso, probablemente el más peligroso de toda la Champions League. Es capaz de lo mejor y lo peor, algo que pudo comprobar el Sevilla en sus propias carnes.
Anoche los de Jürgen Klopp estuvieron inspiradísimos y arrollaron al Manchester City de Pep Guardiola, que sin duda alguna es uno de los favoritos para ganar la competición. Vencieron por 3-0 y lo cierto es que tienen pie y medio en las semifinales por mucho que el técnico catalán crea en la remontada.
Tres goles como tres soles
Todo pasó en una primera parte memorable. En Anfield siempre recordarán los tres goles que celebraron en apenas media hora porque muy pocos esperaban ver algo así.
Mohamed Salah, quién si no, abrió la lata en el minuto 11 aprovechando un pase oportunista de Roberto Firmino. Se movió bien en el área pequeña y remató rápido para que nadie le robara la cartera.
El segundo fue un obús de Alex Oxlade-Chamberlain, que poco a poco va justificando su fichaje por el Liverpool. El ex del Arsenal se sacó un zapatazo de la chistera que sorprendió a un Ederson Moraes que ni siquiera se lanzó para evitar el tanto.
En plena fiesta, Salah puso un balón perfecto donde más duele para encontrar la cabeza de Sadio Mané, que no desaprovechó semejante regalo para dejar al City más desconcertado que nunca. El egipcio, por cierto, se marchó lesionado y es duda para el partido de vuelta.
Guardiola cree en los suyos
Klopp dijo tras el partido que no sabía cómo lo había hecho para que su rival no disparara entre los tres palos. Guardiola, por su parte, reconoció que habían jugado un partido horrible, aunque confía en la remontada por todo lo que sus jugadores han sido capaces de hacer esta temporada:
Mañana vamos a intentar convencerlos de que podemos pasar, tenemos 90 minutos más en nuestro estadio. Creo mucho en mi equipo. El resultado es muy duro, no podemos negarlo. Habla por sí mismo. Tenemos que ir a la emotividad. Lo tenemos perdido, nadie cree en ello, así que intentaremos internamente que podamos creer.