Es lo que pasa cuando juegas con fuego. Te vas quemando los dedos poco a poco y al final te quemas toda la mano entera. A Joaquín Caparrós le han dado toda la confianza que merece un técnico con su recorrido por Primera Divisón, pero al final los resultados han podido más y la directiva del Granada no ha tenido más remedio que hacer lo que muchos sabíamos que harían tras caer a la última posición de la clasificación.
¿Es el único culpable?
Llegó el pasado verano tras abandonar la disciplina del Levante, donde la oferta de renovación no fue lo suficientemente atractiva para él. Tenía ganas de hacer algo grande con el Granada, pero lo cierto es que el club andaluz tiene una plantilla que no se coge ni con pinzas.
El entrenador del filial toma el mando mientras negocian con Abel Resino
Por el momento esa plantilla está a las órdenes de Joseba Aguado, técnico del filial que se sentará en el banquillo del Vicente Calderón el próximo domingo (vaya papeleta).
El club ya trabaja para encontrar a otro entrenador que se haga cargo del equipo de aquí a final de temporada. Dicen que el que está mejor posicionado es Abel Resino, que ya salvó al Granada en la temporada 2011-2012 gracias a la derrota del Villarreal ante el Atlético de Madrid en la última jornada de dicho campeonato.