Mucho Twitter y mucho Periscope. Pocos gestos de cariño y demasiado tiempo perdido dándole a la cabeza para publicar un mensaje ingenioso con el que ofender al rival. Gerard Piqué es un provocador nato y disfruta haciéndolo. No tiene el mismo saber estar que Xavi Hernández, Raúl González o Iker Casillas, que nunca han hablado más de la cuenta. Está bien defender lo tuyo, pero jamás hay que traspasar la línea roja.
¿Un liante dispuesto a cambiar?
Piqué la ha traspasado más de una vez, pero algo está cambiando. No se va a volver madridista de la noche a la mañana y seguirá deseando la derrota del eterno rival con todas sus fuerzas. Sin embargo, me da la sensación de que ha reflexionado o le han hecho reflexionar. Los pitos hacia su persona se han terminado y los ánimos se han calmado por completo, sobre todo después del gol que marcó ayer ante la República Checa.
La paz está servida
Lo celebró con rabia contenida, mirando a los aficionados españoles que se acercaron hasta Toulouse. También se acordó de Shakira y de sus hijos, e incluso tuvo unas palabras amables nada más terminar el partido:
Mi hijo estaba en la grada con la camiseta de España.
No dijo de ‘La Roja’, dijo de España. Quiso zanjar la polémica de la mejor forma posible tras una tarde que difícilmente olvidará. Es parte de un grupo que ha recuperado la unión que tanto hace falta para levantar un título, algo que ha querido dejar todavía más claro publicando un tweet que Sergio Ramos ha contestado:
Supongo que no hace falta decir nada más… Somos un magnífico equipo! Un gran día para todos. pic.twitter.com/QuZGPcCwrH
— Gerard Piqué (@3gerardpique) 13 de junio de 2016
El central de Camas, al que le habrá hecho mucha gracia que Piqué eligiera esa fotografía, ha respondido al tweet añadiendo «¡Equipazo!» junto al dibujito del bíceps repetido tres veces.