El Bayern de Múnich, al igual que el Leicester City, tendrá que esperar para proclamarse campeón de la Bundesliga. Los litros de cerveza que habían preparado no corrieron por el césped del Allianz Arena y serán transportados a Ingolstadt, donde el equipo entrenado por Pep Guardiola tendrá una nueva oportunidad para cantar el alirón.
Müller adelantó a los suyos
Como era de esperar, el técnico catalán preparó el partido pensando en la vuelta de las semifinales de la Champions League. Por eso sentó a Arturo Vidal, Douglas Costa, David Alaba, Robert Lewandowski, Thiago Alcántara y Philipp Lahm. Introdujo hasta ocho novedades en el once inicial y dejó como referencia a Thomas Müller, al que incomprensiblemente dejó en el banquillo en el Vicente Calderón.
Fue precisamente el tercer máximo goleador de la historia del Bayern el que abrió la lata en el minuto 6. Lo hizo con un cabezazo que no llevaba demasiado peligro, pero Serdar Taşçı despistó al portero del Borussia Mönchengladbach y el balón acabó entrando.
Hahn, el aguafiestas
Haciendo muy poco, daba la sensación de que iban a ganar el partido como se habían propuesto. Sin embargo, el Gladbach no es un rival cualquiera y está luchando por una plaza en la próxima Champions League, así que remó todo lo que pudo para sacar algo positivo.
El premio llegó en el minuto 72, cuando Lars Stindl conectó con André Hahn, que se había desmarcado muy bien ganando la espalda de la defensa. Controló por delante de Mehdi Benatia y soltó un latigazo con su pierna derecha que entró pegado al poste izquierdo de la portería defendida por Manuel Neuer, que se fue al suelo sin éxito.
Guardiola dio entrada a Douglas Costa buscando el 2-1, pero el partido acabó en empate y el Bayern se quedó con las ganas de celebrar el título con su gente. El Borussia Dortmund, que jugaba a la misma hora, pulverizó al Wolfsburgo, al que goleó por 5-1.