Noticia muy triste para todos los que amamos el fútbol. Johan Cruyff, uno de los mejores jugadores de la historia, no ha podido ganarle la batalla al cáncer de pulmón que se le diagnosticó en octubre y ha fallecido en Barcelona rodeado de su familia, que le ha estado apoyando durante los días más difíciles de su vida. Nos hemos enterado por el mensaje que se puede leer en la página web oficial del holandés, donde piden «con gran tristeza que se respete la privacidad de la familia durante su tiempo de duelo».
Una vida ligada al fútbol
Cruyff tenía 68 años y estaba lejos de los cargos de entrenador que llegó a aceptar tras su etapa como futbolista, pero seguía muy ligado al deporte que se lo dio todo. Estaba al día de lo que sucedía en el Barça, el club de sus amores, el que le fichó cuando empezó a despuntar en el Ajax y le dio trabajo como entrenador años después, profesión que también pudo ejercer en el club holandés.
Triunfó como jugador y como entrenador
Más allá de todo eso, Cruyff destacó como jugador por su inteligencia. No importaba que no tuviera un físico privilegiado, porque lo suplía con otras cualidades. Una de ellas era su enorme calidad técnica, la que le llevó a inventar ciertos regates, como por ejemplo el de pasarse el balón por detrás para cambiar de dirección con una elegancia que no se había visto antes.
Ya como entrenador, Cruyff exportó el modelo futbolístico que había implantado en el Ajax años antes. Lo llevó al Barça y se quedó para siempre, porque todavía hoy en día es un equipo al que le gusta jugar teniendo la posesión del balón, algo que Pep Guardiola, el más aventajado de sus aprendices, elevó a la máxima expresión cuando Joan Laporta le dio la oportunidad de dirigir al primer equipo. A él le deben que todos los equipos de las categorías inferiores del club jueguen igual, con el sello Cruyff.