Luka Modric pudo debutar en la Liga este pasado domingo, justo una semana antes de cumplir 27 años. El mediapunta croata se estrenó con muy buena nota y con victoria ante el Granada. Al público del Santiago Bernabéu le enamoraron algunos de los detalles de calidad que dejó, sobre todo porque se sabe que su pretemporada ha sido prácticamente inexistente y hay que darle tiempo para que se adapte.
En el club nadie quiere que se convierta en un nuevo Nuri Sahin, más bien esperan que sea como Mesut Özil, a quien por cierto podría quitarle el puesto a lo largo de la temporada. Modric juega con una baza muy importante, la de contar con la confianza de José Mourinho, quien pidió expresamente su fichaje a Florentino Pérez en cuanto terminó la 2011-2012.
Es rápido mentalmente y se maneja muy bien con el balón en los pies. Por eso puede jugar tanto de mediapunta como de pivote. Tal vez Mourinho le utilice alguna vez en esta última posición para sustituir a Sami Khedira, sobre todo cuando las circunstancias del partido exijan un carácter más ofensivo.
Da la sensación de que Modric no se convertirá en un pufo tipo Fabio Coentrao, entre otras cosas porque llega con el sello de calidad contrastada que a uno siempre le tranquiliza. Se ha pagado bastante por él, pero creo que el Madrid puede amortizar esa cantidad de sobra si se plantea darle los galones necesarios para comandar el juego ofensivo del equipo con todo el desparpajo del mundo.