A los directivos del Córdoba se les fue la cabeza cuando decidieron destituir a Albert Ferrer en la octava jornada de Liga. Solo habían sumado 4 puntos de 24 posibles, pero la decisión parecía precipitada. Hacía muchos años que el Córdoba no jugaba en Primera División y la plantilla no era como para tirar cohetes, así que lo más sensato era confiar en el hombre que logró el ascenso, algo que no hicieron por la falta de paciencia.
De mal en peor
Miroslav Djukic ocupó su lugar y las cosas no han ido mejor desde entonces. En 19 partidos solo han sumado 14 puntos, así que en estos momentos son colistas con 18 puntos y tienen la salvación a 7. Lo más preocupante de todo es que han encadenado una racha de 8 derrotas consecutivas desde que perdieron ante el Real Madrid por 1-2 en El Arcángel.
El presidente, Carlos González, se reunió con la cúpula directiva ayer y decidieron que lo mejor era apostar por un cambio en el banquillo. Anunciaron su decisión emitiendo un comunicado oficial y desde hoy es José Antonio Romero, el técnico del filial, el hombre que se ocupa del primer equipo.
Técnico interino para obrar el milagro
El técnico sevillano, que terminará la temporada en su actual puesto si no pasa nada raro, tiene la difícil misión de salvar a un Córdoba que tiene poco margen de error, ya que solo faltan 11 partidos para que la Liga llegue a su conclusión. Se estrenará este domingo en Anoeta y una semana más tarde recibirán la visita del Atlético de Madrid, así que todo apunta a que la entidad califa no levantará cabeza próximamente. Luego sí que se suavizará su calendario, pero es probable que para entonces todo el mundo haya tirado la toalla.