El Chelsea conquistó el pasado sábado la primera Champions League de su historia. El conjunto londinense logró inscribir su nombre en un trofeo tan prestigioso 107 años después de fundarse. Lo hizo con un nombre por encima de todos, el de Didier Drogba.
El delantero marfileño ha sido el protagonista de esta última edición de la Champions. La lio antes de cuartos menospreciando al Benfica, fue decisivo ante el FC Barcelona en semifinales y ha sido el héroe de la final de Múnich. En Stamford Bridge su nombre se va a inscribir en alguna parte, seguro.
Roman Abramovich ha podido cumplir su sueño 9 años después de llegar al club con muchas ganas de comerse el mundo. Eso sí, ha tenido que invertir cerca de 900 millones de euros, un precio demasiado elevado para ganar una competición que no estaba en las vitrinas del club.
El Allianz Arena fue una fiesta. Una fiesta del fútbol que terminó con empate a uno. Los alemanes tuvieron las mejores ocasiones y se toparon con un fantástico Petr Cech varias veces durante todo el partido. El Chelsea, por su parte, fue fiel al fútbol que está desarrollando esta temporada y se limitó a esperar atrás.
Thomas Müller adelantó a los locales en el minuto 82 con un remate de cabeza en el segundo palo que sorprendió a Cech. El balón botó en el suelo y acarició el larguero antes de besar la red. Los aficionados bávaros y los jugadores celebraban el gol como si hubiera sido definitivo. Sin embargo, y como sucedió en la final del 1999 disputada en el Camp Nou ante el Manchester United, los ingleses resucitaron.
Lo hicieron por mediación de Drogba en el minuto 88, quien remató a las mil maravillas un saque de esquina botado por Juan Mata. Manuel Neuer estuvo lento de reflejos, no esperaba semejante obús. La prórroga era inevitable.
Tras los 30 minutos extra el marcador no se movió. Tocaba la lotería de los penaltis para nombrar al campeón de Europa. El Chelsea empezó mal porque Mata falló, pero Ivica Olic y Bastian Schwensteiger hicieron lo propio después y le dejaron a Drogba la gloria. El veterano delantero de 34 años no se puso nervioso y se coronó en una final que el fútbol le debía.
