El Betis no ha podido evitar el descenso a Segunda División, que se ha consumado en la jornada 35 de Liga. El conjunto andaluz, colista desde las primeras jornadas de campeonato, no ha sido capaz de reaccionar a tiempo, ni siquiera cuando Pepe Mel fue destituido para que Juan Carlos Garrido ocupara su lugar. Después, ya con pocas opciones, el argentino Gabriel Calderón ha hecho lo que ha podido, que ha sido más bien poco.
Se buscan culpables, y es fácil encontrarlos
En el partido de este sábado, que midió al Betis y la Real Sociedad, los jugadores y los aficionados ya sabían que el conjunto verdiblanco era equipo de Segunda División. La victoria del Getafe ante el Málaga les condenaba a pasar otro año en el infierno, y ya es el club con más descensos a segunda igualando a Málaga y Murcia, que también han descendido a la categoría de plata en hasta 11 ocasiones.
El poco público que se acercó al Benito Villamarín criticó a gran parte de la plantilla y a la directiva. Hay tantos culpables que es difícil canalizar la decepción hacia un solo punto, así que lo mejor será pensar en la temporada que viene. Una temporada que viene que se antoja complicada, puesto que muchos jugadores abandonarán el barco. Es el caso del goleador Rubén Castro, que lo tiene prácticamente hecho para fichar por el Málaga.
Podría ser una mala noticia, pero para algunos será una buena noticia. Dicen que los jugadores no han estado a la altura del escudo del Betis, así que lo mejor será renovar la plantilla por completo y traer a gente que llegue con ganas y ambición, aunque no creo que ese haya sido el único problema que ha desembocado en un triste final que se veía venir desde hace mucho tiempo.