Primer tropiezo del Barça en lo que va de temporada. Los de Luis Enrique bajaron a la tierra porque se toparon con un Málaga muy defensivo que fue capaz de mantener su portería a cero. De hecho, los catalanes no crearon ni una sola ocasión clara de peligro y se fueron a la ducha sin disparar entre los tres palos, algo que no les pasaba desde hace más de diez años.
El técnico asturiano no quiso tirar de excusas en la rueda de prensa posterior al partido. Los periodistas le buscaron las cosquillas, pero fue consciente de que no estuvieron finos y no habló del césped, el árbitro o la pelota para justificar el 0-0 en La Rosaleda. Eso es más de Mourinho.
Ni Messi fue capaz de abrir el melón
Ni siquiera Leo Messi tuvo su día. Estuvo vigilado en todo momento y hasta vivió momentos de tensión con Welligton, uno de esos centrales que llegan a ganarse la vida jugando al fútbol por lo agresivos que son, no por la calidad que atesoran.
Kameni vivió con total tranquilidad porque los laterales del Barça (Jordi Alba y Douglas) no subieron la banda como suele ser habitual. Neymar no se pudo marchar de sus rivales y tanto Iniesta como Rakitic actuaron demasiado lejos de la zona de peligro. Fue una noche para olvidar, pero todavía son líderes con los mismos puntos que el Sevilla, que se impuso por 1-0 a la Real Sociedad gracias a un gol de Gerard Deulofeu.
Esta noche el Valencia puede sumarse a ellos si gana al Córdoba en Mestalla. Los de Nuno Espírito Santo confían en conseguir una nueva victoria ante el equipo que ahora mismo ocupa la última posición en el campeonato con solo dos puntos en cuatro partidos.
