Mientras los diarios deportivos de Madrid y Barcelona solo se dedican a redactar artículos sobre polémicas decisiones arbitrales, yo me limitaré a hablar de fútbol. Los árbitros siempre se equivocan porque son humanos, y lo de querer sacar punta al lápiz solo tiene un objetivo: meter presión a esos humanos que tienen que aguantar lo que no está escrito (y lo que está escrito, que no es poco, también).
Anoche el Barça goleó a la Real Sociedad por 5-2 y hoy estará en el sorteo de las semifinales de la Copa del Rey, donde también veremos las papeletas del Alavés, el Celta y el Atlético de Madrid.
El Barça más efectivo
Los hombres de Luis Enrique salieron al césped sabiendo que los vascos no habían venido a la Ciudad Condal de turismo. El equipo de Eusebio es capaz de poner en aprietos a cualquiera y lo demostró una vez más, a pesar de que al final se llevó una manita.
La pegada del Barça marcó la diferencia. Mojaron Luis Suárez, Leo Messi, Arda Turan y Denis Suárez, este último por partida doble. Superaron con relativa facilidad a un Gerónimo Rulli que no estuvo especialmente inspirado, aunque tampoco se puede decir que fuera el culpable de algún gol.
Quien sí fue culpable de un gol fue Jasper Cillessen. El holandés dudó en el 2-1 de Juanmi y eso le penalizó. El ex del Málaga resolvió la jugada con una sutil vaselina sin tener que pensárselo demasiado. El segundo, de Willian José, fue más bien imparable. El remate de cabeza del brasileño fue impecable.
Intensidad y algo de desorden
Los aficionados que se acercaron al Camp Nou disfrutaron con el típico partido de Copa que brilla por su intensidad. La Real no tenía nada que perder y fue a por todas, sobre todo cuando el marcador se puso feo. Eso hizo que por unos momentos el partido fuera un correcalles, algo que aprovechó el Barça para finiquitar la eliminatoria.
Mascherano hizo de Mascherano
Para terminar, decir que Javier Mascherano volvió a sus orígenes. Jugó de medio centro defensivo para cubrir la baja de Sergio Busquets y cumplió con nota. Es su posición, la que le sirvió para ganarse el apodo de «Jefecito».