Anoche esperábamos una victoria del Barça que no se produjo. Los de Ernesto Valverde tienen la Champions League entre ceja y ceja y de momento los resultados lo están corroborando, pero lo de ayer no entraba en el guión.
El Olympique de Lyon, que es un equipo bastante serio pero no está ni mucho menos a la altura de los grandes de Europa, fue capaz de frenar a los Messi, Suárez, Dembélé y compañía. El resultado final, 0-0, lo deja todo muy abierto de cara al partido de ida, aunque evidentemente los catalanes son favoritos por plantilla y porque jugarán en casa.
Demasiados remates fallidos
No se puede decir que fue un mal partido del Barça. Dispararon hasta 25 veces y no fueron capaces de abrir la lata, que es lo único que les faltó para finiquitar los octavos de final de la Champions en el duelo de ida.
Sería injusto no decir que los franceses también tuvieron sus opciones. Marc-André ter Stegen tuvo que emplearse a fondo en dos disparos que podrían haber dejado al Barça en una situación delicada. El alemán sigue rindiendo a un nivel muy alto y fue decisivo una vez más.
Combate de ida y vuelta
Fue un partido bonito para el espectador porque ninguno de los dos equipos especuló con el resultado. EL Lyon solo sabe jugar al ataque y eso quedó bastante claro anoche. Iban a por todas sin miedo a lo que pudiera pasar, y tuvieron suerte porque terminaron con la portería a cero ante uno de los equipos con más poderío ofensivo de Europa.
En los últimos minutos se mascaba el gol del Barça, que aprovechó el bajón físico de los locales para acercarse con mucho peligro a la portería rival. Sin embargo, no fue el día ni de Messi ni de Suárez, que tendrán una nueva oportunidad en el partido de vuelta.