El subcampeón de la Champions League no pudo obtener un buen resultado en el partido de ida de los octavos de final. Al Atlético de Madrid se le hizo muy largo el choque disputado anoche en el Bay Arena porque el Bayer Leverkusen se puso el mono de trabajo y jugó con la misma intensidad con la que suelen hacerlo los rojiblancos, que ayer no estuvieron demasiado inspirados y lo acabaron pagando.
Un mal menor
Lo reconoció el Cholo Simeone en rueda de prensa. Dijo que pudo ser peor, pero que ahora toca pensar en el partido que se jugará en el Vicente Calderón. Están por detrás en la eliminatoria, es verdad, pero tienen plantilla y experiencia más que suficiente como para darle la vuelta a la tortilla.
Maniobras de mucha calidad
El único gol de la noche lo marcó Hakan Calhanoglu, un fantástico futbolista de 21 años que puso el toque de calidad que necesitaba el partido. Lo hizo en el minuto 56 aprovechando una sensacional maniobra de Karim Bellarabi, que le cedió el balón de espaldas después de atraer a varios defensas del cuadro español.
Calhanoglu lo hizo todo muy rápido y sorprendió a un Miguel Ángel Moyá que poco pudo hacer para despejar su obús. Era el único gol del partido, el que les permite afrontar el partido de vuelta con relativa tranquilidad.
Disparos que pudieron ser gol
El Atlético acabó el partido con un hombre menos porque Tiago fue expulsado en el minuto 76. El centrocampista portugués tuvo la mejor ocasión del partido en la primera parte, pero Bernd Leno le negó el gol con una estirada de ciencia ficción.
También tuvo que emplearse Moyá en los primeros 45 minutos para evitar uno de los mejores goles de la presente edición de la Champions. Emir Spahic disparó con toda el alma desde su casa y superó al ex del Getafe, que por suerte tuvo al larguero como su mejor aliado.