Si me dicen que el catenaccio lo inventó un portugués me lo creo. Lo de anoche fue un planteamiento ultradefensivo, tan bestia como el que vivió el Barça hace unos años en una semifinal que les enfrentó al Inter de Milán. Un Inter que dirigía el mismo que dirigió anoche al Chelsea: José Mourinho.
El ex entrenador del Real Madrid llegó al Vicente Calderón con las cosas muy claras. No quería ganar porque no quería arriesgar. Como mucho le valía marcar un gol a la contra o a la salida de un córner. Pero ni eso. Con tan poco fútbol, el único equipo que aspiró a la victoria anoche fue el Atlético de Madrid, que tendrá que buscar la final de la Champions League en un Stamford Bridge que será lo más parecido a una olla a presión.
Faltó el gol
El Cholo Simeone planteó el partido como siempre y asumió que esta vez serían los dominadores del balón desde el primer minuto hasta el último. No era algo malo, pero se quedaban sin los contraataques que tanto le gustan a Diego Costa. Así las cosas, no les quedaba otra que colgar balones al área o disparar desde lejos.
Lesión de Cech
Petr Cech se lesionó en la primera parte. Se dislocó el hombro derecho y se perderá lo que resta de temporada. En su lugar entró Mark Schwarzer, el portero titular de la selección australiana que tiene ya 41 años. Eso explica que no se pusiera nervioso y que respondiera muy bien a todas las intentonas rojiblancas.
Con John Terry (otro que se marchó lesionado antes del final), Gary Cahill, Obi Mikel o David Luiz, Mourinho se aseguró un control total del juego aéreo. De nada sirvieron los remates de cabeza que intentaron Diego Costa, Raúl García y compañía. Casi todos acababan en la frente o en el cogote de uno de los futbolistas del conjunto londinense. Estuvieron muy serios atrás y no se arrugaron a la hora de despejar centros envenenados.
Todo abierto para el partido de vuelta
Veremos qué es lo que pasa en el partido de vuelta. El Chelsea juega con el factor casa a su favor, pero no debería olvidar que los goles del Atlético valdrán doble. Fernando Torres buscó uno de esos en su vuelta al Calderón. Fue ovacionado y disputó los 90 minutos, pero dispuso de muy pocas ocasiones. No fue una noche fácil para él, ya que actuó de faro y apenas pudo bajar tres o cuatro balones con garantías para encarar a Diego Godín y Miranda.
Yo creo que el Atlético tiene muchas opciones de clasificarse. Ha demostrado que es un equipo maduro y no creo que se arrugue en el partido de vuelta. Los errores marcarán el destino de esta semifinal tan bronca que nada tiene que ver con la que disputarán esta noche el Real Madrid y el Bayern de Múnich.