Era el titular que todos queríamos leer. El Atlético de Madrid no lo tenía nada fácil tras el 1-0 en contra cosechado en el partido de ida, pero los hombres dirigidos por el Cholo Simeone fueron capaces de igualar la eliminatoria y se llevaron el gato al agua en una emocionante tanda de penaltis.
Estarán en los cuartos de final con todo merecimiento, ya que buscaron la victoria desde el primer minuto y controlaron el choque con relativa autoridad. No pudieron rematar la faena en el tiempo reglamentario y en la prórroga apenas gozaron de ocasiones de gol, pero el premio llegó desde los once metros, donde podía pasar cualquier cosa.
Dos planteamientos diferenciados
Desde los primeros compases quedó muy claro cuál iba a ser el planteamiento de los alemanes. Se encerraron atrás para hacer buena la ventaja que se llevaron a Madrid, pero cuando especulas normalmente acabas perdiendo.
Lesión de Moyà
En el minuto 20 se produjo la inesperada lesión de Miguel Ángel Moyà, que no tuvo más remedio que retirarse del campo entre aplausos para dejar su puesto a un Jan Oblak que sería decisivo. El esloveno demostró que está capacitado para ser titular, aunque tendrá que seguir trabajando para ganarse la confianza del Cholo.
Mario Suárez igualó la eliminatoria con fortuna
Minutos después de ese contratiempo, Mario Suárez anotó el único gol del partido. El centrocampista de Alcobendas recogió un rechace fuera del área y disparó con su pierna izquierda para buscar las cosquillas de Bernd Leno, quien se había lanzado adivinando la trayectoria, pero no pudo hacer nada para evitar el tanto. El esférico golpeó en las piernas de un jugador del Bayer que desvió la trayectoria en el último momento.
Pocas ocasiones
Los minutos iban pasando y el planteamiento no cambiaba. El Atlético buscaba el 2-0 sin volverse loco y los visitantes se encerraban todavía más pensando en la prórroga y en los penaltis. No hubo demasiadas ocasiones, en parte porque Mario Mandzukic no estuvo demasiado fino. El croata se peleó con todo el mundo, pero eso no fue suficiente. Además, se marchó justo antes del final para dejar su sitio a Fernando Torres. Buena falta le hacía, ya que su tobillo derecho no estaba en condiciones.
En la prórroga no pasó prácticamente nada a destacar y en los penaltis los nervios estuvieron a flor de piel, sobre todo cuando Raúl García envió el balón a las nubes en el primer disparo de los colchoneros. Por suerte Oblak detuvo el siguiente penalti, el que lanzó Hakan Calhanoglu. El autor del gol del partido de ida quiso engañar al esloveno, pero éste no se movió del centro de la portería y le dejó en ridículo.
Errores, aciertos y dos grandes porteros
A partir de ese momento pudimos presenciar un recital de los dos porteros, que estuvieron muy finos. Sobre todo Leno, que adivinaba todas las trayectorias y fue capaz de parar un penalti muy bien lanzado por Koke. Por suerte Toprak también había fallado (envió el balón a las nubes) y se llegó al penalti decisivo, el quinto, con empate.
A Torres no le temblaron las piernas y marcó ajustando mucho su lanzamiento. Todo lo contrario de lo que le sucedió a Stefan Kiessling, que envió el balón a las nubes para alegría de todos los rojiblancos. El futbolista alemán se derrumbó sobre el césped y Oblak no tardó en darle un abrazo de consuelo que le honra como deportista y como persona.