El Atlético de Madrid dio la talla en Anfield y logró clasificarse para la final de la Europa League sufriendo mucho. Los rojiblancos perdieron por 2-1 ante el Liverpool, pero el valor doble de los goles fuera de casa les dio una clasificación que sabe a gloria. Ahora, por fin, pueden volver a decir que son un grande en Europa, aunque la gesta hay que culminarla en Hamburgo dentro de unas semanas derrotando al Fulham.
Los hombres de Quique Sánchez Flores estuvieron muy bien puestos en el campo durante todo el partido, con muy pocas fisuras en defensa y dando una sensación de seguridad que daba esperanzas a los aficionados del conjunto de la capital de España. Tanto Domínguez como Perea hicieron un gran partido, demostrando que son una pareja de centrales de categoría, pese a las muchas críticas que han recibido semanas atrás.
Tan solo Alberto Aquilani pudo perforar la portería defendida por David de Gea en los 90 minutos reglamentarios. Aprovechó un buen centro de Benayoun desde la banda derecha para mandar el balón ajustado al palo izquierdo de la portería colchonera. Era el minuto 43 y con ese doloroso gol que igualaba la eliminatoria se llegaba al descanso.
En la segunda mitad ambos equipos jugaron con mucho respeto. El Liverpool manejaba más el balón pero no causaba excesivo peligro. Los minutos iban pasando y el Atlético no daba sensación de poder marcar un gol, por lo que la prórroga iba a ser inevitable. En la prórroga llegó la locura. El israelita Benayoun hizo el 2-0 en el minuto 94 aprovechando que se encontraba en posición reglamentaria. Su disparo cruzado fue imposible para De Gea.
La eliminatoria estaba muy cuesta arriba para el Atlético, necesitaban un gol para estar en la ansiada final de Hamburgo. Entonces apareció el de casi siempre, el uruguayo Diego Forlán. Un genial pase de José Antonio Reyes desde la banda derecha terminó en gol del delantero cuando faltaban sólo dos minutos para el final de la primera parte de la prórroga. En la segunda parte del tiempo extra la defensa rojiblanca estuvo espectacular, sin pasar demasiados apuros porque todo eran balones aéreos. Incluso Agüero y Salvio tuvieron la oportunidad de hacer el 2-2, pero no hizo falta, el Atlético ya tenía el billete a la final comprado.
