El Atlético de Madrid tiene un pie en los cuartos de final de la Copa del Rey. Le falta meter el otro en los 90 minutos que quedan de eliminatoria, ya que el Real Madrid no se da por vencido y tratará de darle la vuelta a la tortilla en el Santiago Bernabéu ante su público.
Ayer no mandó Fernando Torres, pero sí lo hicieron Raúl García y José María Giménez, que fueron los goleadores. El primero adelantó a los suyos desde el punto de penalti tras un claro agarrón de Sergio Ramos, y el segundo se adelantó al central de Camas a la salida de un córner que remató de cabeza a las mil maravillas. El 2-0 no es definitivo, pero invita al optimismo rojiblanco.
Torres quiso y no pudo
‘El Niño’ le puso muchas ganas y peleó todo lo que debía, pero no estuvo demasiado acertado con el balón en los pies. Se nota que le falta confianza, pero estoy convencido de que poco a poco se sentirá más cómodo. Fue titular en detrimento de Mario Mandzukic, que tuvo que esperar su oportunidad partiendo desde el banquillo.
Un Madrid algo inocente
El Madrid gozó de buenas ocasiones de gol, pero no supo concretarlas como suele ser habitual. El único que lo hizo fue Gareth Bale en un remate de cabeza muy colocado al que no pudo llegar Jan Oblak, pero Clos Gómez invalidó el tanto por fuera de juego.
Penalti de libro y cabezazo sublime
Los blancos no llegaron a adueñarse de la pelota y el Atlético supo aprovechar el penalti tan infantil que cometió Ramos. Su agarrón no pasó desapercibido y Raúl García se encargó de subir el 1-0 al marcador con un disparo que Keylor Navas estuvo a punto de despejar.
Eso pasó en el minuto 58. En el 76 llegó la sentencia a la salida de un córner. Giménez remató de cabeza como lo hizo Otamendi días atrás en Mestalla. Sorprendió a Ramos y Navas no pudo volar a tiempo para evitar el 2-0 definitivo.
¿Eliminatoria sentenciada?
Los hombres de Carlo Ancelotti no van a dar la eliminatoria por perdida, pero son conscientes de que les costará mucho remontar. El Atlético es un equipo con mucho oficio que sabe defenderse con uñas y dientes y que no suele perder partidos por más de dos goles.