Cristiano Ronaldo regresó a Madrid y no pudo hacerlo de la mejor forma posible. La Juventus cayó por 2-0 en el Wanda Metropolitano y se ha complicado mucho su continuidad en la Champions League, la competición que aspiran a ganar con el portugués en sus filas.
Sabían que los del Cholo Simeone iban a vender su piel muy cara y así fue. En la recta final se llevaron dos goles que dejan la eliminatoria muy cuesta arriba para el campeón de Italia.
Carácter guerrero
Se sabe que el Atleti, por muy bien o muy mal que parezca estar, es un equipo lo suficientemente competitivo como para atreverse con cualquiera. Acarició la ansiada Champions en dos ocasiones y este año vuelve a ir a por todas, sobre todo porque la final se disputa en su estadio.
El partido transcurrió como se esperaba. Simeone diseñó la mejor de las estrategias para neutralizar todas las virtudes de una Juventus que tiene un equipazo. Además, los jugadores estuvieron al nivel que se espera de ellos y remataron la faena con los tantos de sus centrales en el tramo final, que es cuando más duele. La Juve afrontará el partido de vuelta con demasiadas dudas y con la presión de no cumplir el objetivo que se habían fijado tras invertir la mayor cantidad de dinero de su historia.
Goles de los centrales
Primero Giménez, en el minuto 78, y más tarde Godín, en el minuto 83, dejaron la eliminatoria muy encarrilada para los rojiblancos. Fueron dos goles que llegaron en jugadas a balón parado, que es como se espera que este Atleti sea capaz de hacer más daño. Fútbol no desplegó mucho, pero supo aprovechar sus oportunidades y defendió tan bien como casi siempre.
Cristiano, en su línea
Cristiano, que estuvo a punto de sorprender a Jan Oblak con un espectacular lanzamiento de falta desde su casa, se comportó como se suele comportar, al más puro estilo José Mourinho. Contestó a los insultos de la grada utilizando sus manos, recordando que él tiene 5 Champions y el Atlético no tiene ninguna. Repitió el gesto en zona mixta dejando claro que nunca cambiará. No es un ejemplo para nadie. No sabe perder.