El Atlético de Madrid obtuvo un resultado menos bueno de lo esperado en la ida de los octavos de final de la Champions League. Los hombres de Abel Resino fueron incapaces de imponerse a un Oporto muy peligroso que mereció más pero que no tuvo fortuna. Las debilidades del conjunto rojiblanco en defensa se volvieron a evidenciar. Gracias a Dios aprovecharon las ocasiones de gol que tuvieron. Al final 2-2 y todo por decidir en Portugal aunque con la obligación de ganar o empatar como mínimo a 2 goles.
Los atléticos se las prometían muy felices cuando se adelantaron en el minuto 3 gracias a un gol del argentino Maxi Rodríguez. El capitán rojiblanco aprovechó un pase de Agüero para poner el Calderón patas arriba. A partir de entonces, los portugueses demostraron que pueden jugar muy bien y tomaron las riendas del partido. Hulk galopaba por la banda a su antojo y las ocasiones se sucedían. Tanto que Lisandro López vio como le anulaban un gol por un justísimo fuera de juego.
Pero tanto va el cántaro a la fuente que al final llegó el 1-1. Otra vez Lisandro López creó peligro y aprovechando un error de Pablo se plantó solo ante Leo Franco y le batió con un disparo contundente. La grada se empezaba a impacientar porque el juego de su equipo era bastante mediocre. Menos mal que Diego Forlán puso el 2-1 justo antes del descanso ayudándose con el error garrafal de Helton, el portero visitante.
Con la sensación de que el Atlético de Madrid estaba ganando injustamente se inició la segunda mitad. Abel Resino sentó a Agüero y dio entrada a Sinama Pongolle y el público expresó su descontento por la decisión del nuevo técnico. A 20 minutos del final, haciendo justicia a lo que se había visto en el terreno de juego, Lisandro López puso el 2-2 definitivo aprovechando un buen pase de Cisshoko. El resto de minutos estuvieron marcados por el cansancio por parte de ambos equipos. El ritmo del partido decayó pero continuó reinando esa sensación de que el Oporto hoy pudo haber ganado cómodamente en el Calderón.