El Atlético de Madrid se ha proclamado campeón de Liga. Lo ha hecho por décima vez en su historia y 18 años después de aquel legendario doblete que ahora puede repetir, pero cambiando la Copa del Rey por la Champions League.
Los del Cholo Simeone dieron la cara en el Camp Nou y se llevaron un título que se merecían más que nadie. El Barça y el Real Madrid, con sus galácticos presupuestos y sus estrellas mundiales, fueron incapaces de aprovechar las oportunidades que tuvieron en el tramo final de la temporada. Es como si no se hubieran dejado el alma en el campo, todo lo contrario que los rojiblancos.
Lesiones de Diego Costa y Arda Turan
Las cosas no pudieron empezar peor para el Atlético. Diego Costa se lesionó cuando ni siquiera se había disputado un cuarto de hora de partido, y minutos después fue Arda Turan quien tuvo que abandonar el césped con molestias físicas. Ambos se marcharon llorando, pero con el convencimiento de que sus compañeros se dejarían la piel.
Alexis adelantó al Barça, pero Godín igualó el marcador
Y así fue. Alexis Sánchez adelantó a los azulgrana antes del descanso tras un misil ante el que poco pudo hacer un Thibaut Courtois que no se lo esperaba. El chileno aprovechó una dejada de Leo Messi para fusilarle con poco ángulo, enviando el balón a la escuadra y poniendo el Camp Nou patas arriba.
Tras la reanudación todo cambio. Diego Godín hizo el gol del empate, el gol que a la postre le daría el título a los suyos. El central uruguayo cabeceó a las mil maravillas un córner lanzado por Gabi. José Manuel Pinto se lanzó para intentar despejar su testarazo, pero cuando se dio cuenta el balón ya estaba alojado en el fondo de las mallas.
Celebración exprés y a pensar en Lisboa
El Barça lo intentó con un Messi apático y con un Xavi que disputó los últimos minutos porque el Tata Martino no confió en él desde el inicio. La afición se impacientó y el gol de la victoria no llegó. El Atlético defendió con todo y demostró que es un equipo muy difícil de batir. Ya lo sabíamos, pero el pasado sábado superó la prueba de fuego definitiva antes de otra gran final, la de Lisboa.
Veremos qué tal les sienta la resaca del título. Lo que está claro es que ya no tienen la presión de no haber ganado nada y eso les beneficiará.