El Atlético de Madrid hizo lo que se suponía que tenía que hacer. Los rojiblancos, muy superiores por plantilla y por oficio al Olympique de Marsella, se adueñaron de Lyon y golearon a su rival por un contundente 0-3 que no deja lugar a dudas. Levantaron una nueva Europa League y confirmaron que esta no es su competición, que deberían estar en la Champions y quién sabe si jugando la final. Una lástima esos estúpidos e inexplicables tropiezos ante el modesto Qarabag.
Griezmann, ¡quédate!
La gran estrella del partido fue Antoine Griezmann. El francés anotó los dos primeros goles del partido y celebró por todo lo alto un triunfo que ya veremos si es el último con la camiseta del Atlético.
El primer tanto subió al marcador en el minuto 21 gracias a un error imperdonable de Anguissa. Gabi recogió el balón y se lo sirvió en bandeja a Griezmann, que definió sin ponerse nervioso. Esa misma definición, repleta de sangre fría, se repitió tras la reanudación, aunque esta vez le habilitó Koke filtrando un gran pase que le dejó con todo de cara para sentenciar la final.
El Olympique, que solo plantó cara durante los primeros minutos, vio como Gabi establecía el 0-3 definitivo con un buen disparo desde dentro del área que hizo inútil la estirada de Steve Mandanda.
Un regalo para Torres
El propio Gabi fue quien levantó la copa de campeones, pero lo hizo con la ayuda de un Fernando Torres que pudo disputar dos minutos de la final. El canterano, cuyo futuro está lejos del equipo de sus amores, pudo levantar su primera copa como rojiblanco, motivo por el cual ha reconocido que es el título que está en lo más alto a nivel emocional. Se lo merecía.
Ahora veremos si la Supercopa de Europa será un derbi madrileño o un duelo entre Atlético y Liverpool. Eso lo sabremos el próximo 26 de mayo, que es cuando se disputa la final de la Champions.