El bueno de Diego López no tendrá que volver a pasar por el banquillo como en su primer partido. Todos pensábamos que así sería cuando Iker Casillas se recuperara de la lesión que sufrió en Mestalla, pero José Mourinho se ha encargado de despejar todas las dudas.
La relación entre Mou y el capitán blanco está más deteriorada que nunca y el portugués no ha escondido que su decisión tiene que ver con temas tanto deportivos como personales, algo que a la directiva no le ha gustado ni un pelo.
Confía en Diego López
Mourinho estaba deseando ver a Diego López jugar un gran partido para tener excusa. Ante el Manchester United en Champions completó una eliminatoria excepcional y eso le sirve ahora para justificarse. Cree que no hay motivos para sacarle de la portería y ahí se va a mantener hasta que termine la temporada si no pasa nada raro. Adán no aprovechó su oportunidad, pero el ex del Sevilla sí lo hizo.
Lo más increíble de todo es que este pasado fin de semana no le convocó para viajar a La Romareda. Tiene el alta médica, pero considera que todavía no está al 100%. Además, por si fuera poco, también ha decidido prescindir de él para el duelo de mañana ante el Galatasaray, así que tendrá que esperar al próximo partido de Liga ante el Levante.
Ni Florentino Pérez ha podido poner paz
Si lo de Mourinho y Casillas fuera un matrimonio, hablaríamos de un divorcio en toda regla. Sus posturas son irreconciliables y no hay motivos para pensar que las cosas cambiarán de aquí a final de temporada. Florentino Pérez ha hecho todo lo posible por mediar, pero no le quedará más remedio que acatar las decisiones de un entrenador que está como loco por marcharse. De hecho, este pique no hace otra cosa que confirmar sus intenciones. No quiere dimitir para evitar la indemnización que debería pagar, prefiere que sea el club el que le dé largas para poder fichar por el Chelsea o el Inter de Milán.