Después del ridículo y del mal trago que pasaron durante los 90 minutos que duró el Brasil – Alemania que se disputó en Belo Horizonte, algunos jugadores de la canarinha no pudieron evitar las lágrimas. Se habían quedado fuera de la final de ‘su Mundial’, y lo habían hecho de la forma más dolorosa posible. Las bajas de Neymar y Thiago Silva no justificaban una derrota tan sangrante.
David Luiz fue uno de los jugadores que se desplomaron cuando el árbitro señaló el final del partido. Como siempre, antes de enfilar el camino hacia el túnel de vestuarios se acordó de Dios, que esta vez no estuvo de su lado. Lloró como un niño y luego explicó los motivos de su tristeza cuando le entrevistaron a pie de campo.
Solo quería poder dar una alegría a mi pueblo, a toda nuestra gente que sufre aquí por tantas cosas, pero desgraciadamente no lo conseguimos. Disculpas todo el mundo, disculpas a todos los brasileños. Solo quería ver a mi pueblo sonreír. Todos saben lo importante que era para mí ver a Brasil feliz, al menos por el fútbol.
Un capitán con sentimientos
Le habíamos visto llorar de felicidad al conseguir la Champions League, pero nunca le habíamos visto llorar por sentirse culpable de una derrota que pasará a la historia del fútbol Mundial. Por lo menos es uno de los pocos que han dado la cara y sus palabras, que en mi opinión son sinceras, le honran.