La de vueltas que ha dado el caso Dani Alves desde que se supo que su renovación estaba en el aire. Primero se dijo que dejaría el Barça para probar suerte en el PSG o en un club de la Premier League. Lo dijo su exmujer y representante, que lio un buen pollo y desde entonces ha desaparecido del panorama.
Días después conocimos que Josep Maria Bartomeu le había presentado una nueva oferta más ambiciosa, pero por lo visto no ha sido de su agrado. Cuando la renovación estaba al caer, se ha producido un inesperado giro de 180 grados que le alejará del Camp Nou definitivamente.
La semana que viene lo hará oficial
Si no pasa nada raro, porque a estas alturas ya no hay que descartar absolutamente nada, el lateral derecho brasileño hará pública su decisión el próximo martes. Convocará a los medios de comunicación en una rueda de prensa similar a la de ayer de Xavi Hernández. Explicará, con más o menos detalle, por qué abandona el club al que llegó en la temporada 2008-2009 tras destacar en el Sevilla.
Discrepancias irremediables
A favor de Alves siempre ha estado la amistad que le une a Leo Messi, pero eso no ha sido suficiente para garantizar su continuidad. De hecho, creo que los piropos hacia la ciudad de Barcelona han ido en su contra porque siempre han pensado que le costaría mucho preparar la mudanza. De todas formas, el motivo principal tiene que ver con los años de contrato que le ofrecían. Él pedía un mínimo de dos fijos, pero el Barça solo estaba dispuesto a ofrecerle años prorrogables en función de los partidos jugados. Si a eso le sumamos que otros clubes están dispuestos a pagarle un salario más generoso, es normal que quiera hacer las maletas.
Nos quedamos sin final Disney
Particularmente creo que es una pena que Alves se vaya de esta forma. Me da la sensación de que esta vez sí que ha hecho un esfuerzo por quedarse, pero comparando ofertas no le ha quedado otra. Hubiera sido bonito verle con 35 años retirándose de azulgrana, pero eso es algo que no se va a producir.