Digo «se irá» porque tengo la sensación de que al Cholo Simeone no se le va a despedir a mitad de temporada por muy mal que vayan las cosas. Supongo que si esta temporada se salda con resultados muy negativos no seguirá al frente del equipo, pero ahora mismo es un suponer y no sabemos cómo acabará esto.
Lo que está claro, independientemente de las victorias y los títulos que haya podido conseguir, es que el Atlético de Madrid sigue jugando como un equipo pequeño, a la defensiva y desplegando un fútbol poco atractivo a pesar de que tiene jugadores más que de sobra para dar espectáculo. Y no solo eso, sino que estamos hablando del entrenador de fútbol mejor pagado del mundo, ya que se embolsa unos 20 millones de euros netos por temporada. Casi nada.
Hay quedar alas a los buenos futbolistas, no cortárselas
El caso de Joao Félix no es un caso aislado, pero probablemente es el más llamativo de todos. ¿Por qué el Atlético fichó a un jugador como él gastándose 120 millones de euros? ¿No se dieron cuenta de que no era un perfil perro de presa? El portugués tiene mucho talento y necesita jugar en un equipo que mime la pelota para destacar. Por eso nunca ha brillado de rojiblanco, porque no es de los que se pasan 90 minutos corriendo detrás de la pelota para que le aplaudan a rabiar. Eso está muy bien, pero la mejor forma de defender, como decía el mítico Johan Cruyff, es tener tú el balón.
El fichaje más caro de la historia del Atlético tiene ganas de hacer las maletas. Solo se quedará si hay un cambio de entrenador y llega alguien con ganas de que se juegue al fútbol. Entiendo que Simeone optara por el catenaccio cuando llegó a la capital porque no tenía una plantilla ni mucho menos tan talentosa como la de ahora, pero con el paso del tiempo debería haber cambiado el chip y abrirse a un planteamiento más ofensivo.
Del «ganar, ganar y volver a ganar» al «correr, correr y volver a correr»
El aficionado colchonero es muy fiel al Cholo y se le quiere tanto que difícilmente se pide su dimisión, aunque cada vez se escuchan más pitos y abucheos hacia el argentino en el Metropolitano. La gente se ha cansado de ver a un equipo con potencial jugando como si el rival fuera 10 veces superior. Igual que en su día, gracias al Cholo, perdieron ese complejo de inferioridad que les hacía perder partidos cada dos por tres, ahora deberían perder ese complejo que les lleva a renunciar al balón. Parece que lo único que cuenta es que el delantero vacíe sus pulmones para ser felicitado, que es más o menos lo que pasa con un Antoine Griezmann que no marca un gol ni al arcoíris, pero al que siempre elogian los aficionados del Atlético de Madrid por lo que corre. Así les va…