Cristiano Ronaldo debería estar muy contento. Desde que ha llegado la Juventus ha ganado los tres partidos oficiales que ha disputado, lo que les permite comandar la Serie A en solitario. Sin embargo, esa felicidad no existe, ya que su ego no le permite sonreír cuando después de tres partidos no ha sido capaz de estrenarse con su nuevo equipo.
Afán de protagonismo
A nadie debería sorprenderle que sea así conociéndole. Todavía recuerdo aquella imagen de Pepe llamándole la atención cuando celebraba con una sonrisa de oreja a oreja el ‘hat-trick’ que había logrado ante el Espanyol el día que el Barça ganaba LaLiga 2014-2015. Pareció importarle poco el hecho de no poder optar a un título tan importante porque sus estadísticas seguían engordando.
A CR7 siempre le ha importado más lo individual que lo colectivo. Es de los que no pueden decir «lo importante es que gane el equipo» cuando no marcan. En España hemos comprobado que su egoísmo es desmedido y que es capaz de no celebrar los goles de sus compañeros si él todavía no ha marcado. Eso sí, cuando marca todos tienen que reírle las gracias.
Mandzukic no es el amigo Benzema
Estoy convencido de que no todos los jugadores de la Juventus se habrán alegrado por su fichaje. Es verdad que el equipo ha crecido futbolísticamente, pero no menos cierto es que algunos de sus compañeros no quieren convertirse en una especie de Karim Benzema. Ningún delantero quiere dejar de marcar goles para regalárselos a Cristiano, y tal vez por ello el portugués no tendrá tantas facilidades como en el Real Madrid. Mario Mandzukic no será tan generoso como el francés. Lo será en su justa medida.
Cuarta oportunidad ante el Sassuolo
El próximo domingo Cristiano tendrá una nueva oportunidad. Será ante el Sassuolo, que por ahora es segundo con 7 puntos de 9 posibles. Seguro que si hay algún penalti lo lanzará para quitarse un peso de encima, ese que la prensa hace más y más pesado con sus alarmistas titulares.