Philippe Coutinho no lo tiene tan claro como la directiva del Barça. El brasileño regresó a la Ciudad Condal (ya había jugado con la camiseta del Espanyol) para triunfar en uno de los más grandes de Europa. Llegó con la presión de ser el fichaje más caro de la historia del club y lo cierto es que no empezó nada mal, pero con el paso del tiempo se ha ido diluyendo hasta convertirse en un suplente habitual para Ernesto Valverde, que solo le da la titularidad cuando hay bajas importantes.
Intereses contrapuestos
Los catalanes, conscientes de que invirtieron mucho dinero y sabedores de que no ha sido capaz de adaptarse a LaLiga como se esperaba, están dispuestos a traspasarlo este verano aunque no reciban la cantidad que pactaron con el Liverpool en su día. Saben que su caché se ha desplomado y no van a endurecer las posibles negociaciones que pueden darse con clubes como el Manchester United o el Chelsea, que son los más interesados.
Su destino más lógico es la Premier League por el cartel que conserva, pero no hay que descartar la opción del PSG. Neymar es muy amigo de Coutinho y estoy convencido de que habrá hablado con Nasser Al Khelaïfi del tema, si bien es cierto que el máximo mandatario del club francés no estará por la labor de fichar a un jugador de sus características, más que nada porque debe cumplir con lo del fair-play financiero.
El ex del Liverpool reconoce que quiere jugar mucho más para ser ese futbolista determinante que habían fichado. Se esfuerza por recuperar la confianza y reconoce que su cabeza está única y exclusivamente en Barcelona, así que será difícil hacerle cambiar de opinión de aquí a final de temporada. Solo un ninguneo extremo en Champions podría cambiar sus planes, puesto que Valverde seguirá al frente del club y ahora mismo Dembélé está claramente por delante en su lista de prioridades.