Jugar al fútbol no es tan fácil como parece. Lo que para algunos no es más que darle patadas a un balón, para otros significa reunir una serie de características imprescindibles para triunfar. Hace más de dos años os di una serie de consejos para ser un buen futbolista. Hoy los tiros van más o menos por ahí, pero centrándome en una demarcación tan importante como la de delantero centro.
Buen disparo con las dos piernas
Es verdad que hay delanteros que han triunfado sin saber rematar con su pierna menos buena. Sin embargo, es complicado que un ariete pueda terminar todas sus jugadas con eficacia si no sabe rematar con ambas piernas.
A algunos les sale un disparo demasiado flojo, mientras que otros directamente recortan para no tener que disparar con la pierna «mala». Canta mucho ver a un delantero que tiene que recurrir a eso y los aficionados pronto se desesperan. Es recomendable practicar desde pequeño disparando y dando toques de balón con ambas piernas.
Picardía
¿Qué sería del fútbol sin los delanteros pícaros? Un Raúl Tamudo nunca puede faltar. Es un tipo de jugador que por suerte no está en peligro de extinción por mucho músculo que se les exija a los jugadores hoy en día. Los despistes de los defensas y los porteros dan lugar a muchos goles, pero para que eso suceda debe haber un delantero pícaro al acecho.
Facilidad para el desmarque
Es uno de los aspectos más importantes para cualquier delantero centro. Si tu capacidad goleadora no depende solo de los remates de cabeza en jugadas a balón parado, deberás moverte continuamente para buscar los espacios donde poder recibir balones libre de marca. Eso cuando no tires una diagonal para arrastrar a la defensa permitiendo que el otro punta o un extremo pueda aprovechar el espacio que habrás creado.
Sacrificio en defensa
El delantero centro es el primer defensa, igual que el portero es el primer atacante. Eso significa que hay que dejarse la piel en la presión, aunque tampoco hay que volverse loco y hay que saber cuándo ir a morder. La presión debe hacerse en conjunto, nunca a modo de bala perdida. Con eso lo único que consigue uno es cansarse.
Fruto de la presión también pueden llegar los goles. Se fuerzan errores y se recuperan balones en una zona del campo muy cercana a la portería rival.
Proteger el balón
Cualquier delantero centro debe saber proteger el balón para esperar la llegada de nuevos efectivos al ataque. Debe ser la referencia en ataque, un jugador en el que los medios puedan apoyarse, un hombre que baje todos los balones largos que puedan lanzar tanto los defensas como el portero. Evidentemente, cuanta más envergadura mejor, pero eso no significa que los jugadores bajitos no sepan proteger bien el balón. David Villa mide 1,75 metros y es un especialista en la materia.
Remate de cabeza
Los goles se marcan, generalmente, o con los pies o con la cabeza. Eso significa que todo delantero centro debe estar preparado para conectar un buen cabezazo que vaya a puerta. Es verdad que la altura influye, pero hay delanteros no excesivamente altos que marcan muchos goles de cabeza a lo largo de una temporada. Radamel Falcao, uno de los mejores cabeceadores del mundo, mide 1,78 metros, que no está nada mal pero que no tiene nada que ver con los 1,95 metros de altura de Fernando Llorente, otro cabeceador de primer nivel.
Regate
También es importante tener un buen regate para encarar a los defensas o al portero en un uno contra uno. Un delantero técnico tiene más posibilidades de marcar goles porque su acierto no se limita única y exclusivamente a los remates a puerta. Un buen ejemplo de delantero con mucho talento es Ronaldo, que por desgracia se retiró hace unos años.