Que conste que no quiero que aprendáis a hacer trampas. Un jugador de fútbol debe ser honesto dentro y fuera de los terrenos de juego. Es muy feo utilizar todo tipo de artimañas para que el árbitro acabe picando.
Eso es precisamente lo que ocurrió en un partido de la primera división irlandesa entre el Drogheda United y el St Patrick’s. Los visitantes se llevaron los tres puntos gracias a un penalti inventado.
Christy Fagan, delantero del St Patrick’s, tocó el balón con la mano y el árbitro creyó que fue el defensa quien lo golpeó antirreglamentariamente. Señaló los once metros y el partido acabó 1-2 porque Killian Brennan no falló.
Nota: ¿No os parece que la Premier League irlandesa se parece a la Tercera División española? Me sorprende que se juegue en esos campos.