Es un jugador que a mí personalmente siempre me ha encantado. Cesc Fábregas brilló con luz propia en el Arsenal cuando era muy joven, convirtiéndose en el capitán de un equipo plagado de talento. Eso le hizo ganarse la confianza de Luis Aragonés, quien ya contó con él para la Eurocopa 2008. De hecho, en 2006 le convocó cuando solo tenía 19 años para que debutara en un amistoso ante Costa de Marfil.
Con su regreso al Barça se las prometía muy felices, pero lo cierto es que el público no le ha pasado ni una. Es verdad que a veces no ha estado del todo fino, pero no menos cierto es que se le ha silbado con demasiada facilidad. No sé, me da la sensación de que es un jugador que siempre ha estado infravalorado tanto en el Barça como en la selección.
Ilusión renovada
El Tata Martino llegó a Can Barça con una petición muy clara: «Cesc no se vende«. Confiaba en él y se lo hizo saber tanto a la junta directiva como al jugador. Concretamente le dijo que tenía que volver a ser el mismo que enamoraba a los aficionados del Arsenal. Y el mensaje caló hondo en su conciencia.
Este año estamos viendo a un Cesc que se siente importante, un Cesc que no se esconde en ningún partido y lleva la batuta del equipo cuando es necesario. Marca, asiste, ordena, corre, anima… Es otro. Es titular indiscutible tanto en el Barça como en ‘La Roja’ y se espera mucho de él esta temporada, tanto en Liga y en Champions como en el Mundial de Brasil.