Cesc Fábregas tenía su futuro muy claro desde que se dio cuenta de que el público del Camp Nou no estaba por la labor de aplaudirle. Se convirtió en el foco de la ira de muchos aficionados que ya no se podían meter con Alexis Sánchez, ya que el chileno hizo una última temporada más o menos aceptable gracias a la confianza que le dio el Tata Martino.
El de Arenys de Mar necesitaba un cambio en su vida y ese cambio pasaba por volver a la Premier League, una competición en la que se formó como futbolista profesional gracias al Arsenal de Arsène Wenger.
Solo tenía ojos para el Chelsea
Se rumoreó con la vuelta de Cesc al Emirates Stadium, pero esa opción nunca llegó a ser lo suficientemente realista. Las que sí lo fueron le colocaban en el Manchester City o en el Manchester United. Ambos clubes dialogaron con su representante y contactaron con el Barça para conocer los pormenores de un hipotético traspaso. Sin embargo, el jugador tenía muy claro dónde quería jugar.
Una charla productiva
José Mourinho se interesó por su fichaje y se reunió con Roman Abramovich para pedirle un nuevo esfuerzo económico. No era suficiente con traer a Filipe Luis y a Diego Costa. Tenían que rascarse el bolsillo un poco más para tener a un auténtico pelotero en el centro del campo, que es lo que le ha faltado al equipo en los últimos años.
Mou habló con Cesc y no tardaron mucho en entenderse, algo que el propio futbolista ha reconocido en unas recientes declaraciones para la cadena COPE:
Mourinho me mostró un gran respeto y me convenció rápidamente. Fuimos honestos, dejamos a un lado cualquier historia y tomé una decisión después de hablar con él.
Ahora es titular indiscutible en el equipo que lidera la Premier League. Es el mejor socio de Diego Costa y me consta que la camiseta del Chelsea con su nombre se está vendiendo como churros.