Cesc Fábregas está viviendo su peor temporada en Londres desde que se convirtió en jugador del Chelsea. En las dos anteriores, tanto con José Mourinho como con Guus Hiddink, siempre tuvo el protagonismo que buscaba. Fue titular indiscutible y firmó actuaciones más que decentes. Sin embargo, este año todo ha cambiado con la llegada de Antonio Conte.
Condenado a la suplencia
El técnico italiano se decanta por N’Golo Kanté, Nemanja Matic y Oscar para formar el centro del campo. La magia del español solo ha aparecido durante la Copa de la Liga, donde jugó los 90 minutos ante el Bristol Rovers, y en dos ratitos de la Premier League.
Su primera aparición liguera, en los últimos 12 minutos de un duelo ante el Watford, contribuyó a la remontada de los ‘blues’ asistiendo a Diego Costa con mucha clase en el 1-2 definitivo. Ayer también salió en el último cuarto de hora para salvar los muebles ante el Swansea City y acabaron empatando a dos, aunque esta vez no asistió al hispano-brasileño, que fue el autor de los dos tantos de su equipo.
Se habló de una mala relación entre ambos, algo que Cesc siempre ha querido desmentir. Sea como sea, en lo deportivo no hay buen feeling y el club ya trabaja para buscarle una salida en enero, cuando se abrirá el mercado de fichajes de invierno.
¿Rumbo a Italia?
Por ahora no sabemos cuánto van a pedir por el centrocampista de Arenys. Lo que sí está claro es que prefieren traspasarlo a un club extranjero, no vaya a ser que se lo vendan a un rival directo y se la líe. España es un destino prácticamente descartado porque al Barça no va a volver y los dos clubes de Madrid no pueden fichar hasta 2018. Por eso lo más lógico es pensar que acabará jugando en la Serie A. El Milan ya mostró interés por él este verano, mientras que la Juventus no dejará escapar la posibilidad de ficharle si se pone a tiro.