No es la primera vez que vemos a una afición aplaudir a un jugador del equipo contrario en la Champions. Lo vivimos hace unos años cuando Ronaldo fue sustituido en Old Trafford. El brasileño lo bordó y el público inglés, respetuoso y entendido donde los haya, supo reconocer su gran partido.
Algo parecido le sucedió ayer a Andrés Iniesta, aunque el manchego no jugó precisamente uno de sus mejores partidos. Sea como sea, el Celtic Park reconoció que es un jugador único y le despidió con aplausos antes de ser sustituido por Alex Song en el minuto 89, cuando el Celtic-Barça ya agonizaba y los tres puntos volaban desde Glasgow hacia Barcelona. Quién sabe si le volverán a ver alguna vez por esos lares.