La seguridad del Mundial de Sudáfrica 2010 estaba en entredicho antes de que empezara a rodar el balón, y visto lo que ha ocurrido con la prensa portuguesa, hay motivos para estar intranquilo. Al filo de las 04:30 horas de la madrugada, unos ladrones entraron a un hotel en Magaliesburgo, ciudad que se encuentra a unos 120 kilómetros de Johannesburgo.
Miguel Serrano, un periodista español que trabaja en el diario Marca, fue uno de los grandes perjudicados, pues sólo le dejaron la ropa sucia y la acreditación.
El Hotel Nutbush Boma Lodge está en plena selva, a 15 kilómetros del pueblo más cercano. Tiene una valla de seguridad y está vigilado por un único trabajador. Ya habíamos denunciado a la Federación portuguesa que las instalaciones dejaban mucho que desear pero no pensábamos que fuese a ocurrir nada.
Antonio Simoes, fotógrafo de O Jogo, lo pasó mucho peor porque le apuntaron con una pistola en la cabeza durante más de media hora mientras le pedían que durmiera. Cuando los ladrones por fin abandonaron su habitación, Simoes se mantuvo cubierto por unas sábanas durante más de una hora por miedo a que le disparasen.
Ahora la policía sudafricana se encuentra investigando el caso, aunque lo peor de todo es que este tipo de asaltos pueden volver a ocurrir, lo cual preocuparía mucho no sólo a los periodistas, sino también a los jugadores. Eso sí, estos últimos están más protegidos.